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Descubre qué es cierto y qué no sobre el uso de la varilla corrugada en obra: desde el óxido hasta su almacenaje y tipos disponibles en México.
En la obra se dicen muchas cosas. Algunas con razón, otras porque así se ha hecho siempre. Pero cuando hablamos de la varilla de acero, más vale tener datos que seguir consejos de pasillo. En este texto desmenuzamos los mitos más comunes sobre la varilla corrugada. Si estás en el mundo de la construcción —o apenas vas a arrancar una obra— esto te va a interesar.
Realidad: El óxido superficial puede ser útil.
Existe una creencia muy extendida en la obra que indica que cualquier rastro de óxido en la varilla es sinónimo de material defectuoso. Esto no es del todo cierto. En realidad, la varilla con un poco de óxido superficial, ese que se ve como una capa rojiza delgada y que no se desprende con facilidad, puede incluso favorecer el agarre con el concreto. Es decir, mejora la adherencia y puede resultar más útil que una varilla completamente pulida. Lo que sí es un problema es cuando el óxido ha avanzado tanto que ha dañado la sección de la varilla, generando escamas, debilitando su estructura y comprometiendo su resistencia. En ese caso, sí es recomendable no utilizarla.
Consulta más información técnica con tu proveedor de confianza o en fuentes especializadas para conocer más sobre la oxidación en varillas.
Realidad: Existen distintos grados y usos.
No toda la varilla se fabrica con el mismo propósito. En el mercado hay distintos grados de varilla: Grado 42, Grado 60 y Grado 100. Cada uno se fabrica con una resistencia específica para distintos tipos de proyectos. Por ejemplo, la varilla grado 42 se utiliza comúnmente en casas o proyectos residenciales. La grado 60 se emplea para obras más exigentes, mientras que la grado 100 se usa en construcciones industriales o de gran escala. Ignorar estas diferencias puede poner en riesgo toda la estructura.
Revisa nuestra varilla para construcción, con variedad de medidas y grados disponibles.
Realidad: En la construcción tradicional, se amarra.
Una práctica errónea —y aún vista en algunas obras— es unir varillas por medio de soldadura. Esta técnica puede parecer rápida y efectiva, pero en realidad es contraproducente. La soldadura altera la composición estructural del acero, debilitando el punto de unión. Además, al no estar diseñada para este propósito, puede generar fisuras que a simple vista no se ven. Lo correcto es utilizar alambre recocido para hacer amarres seguros, tal como se indica en los planos estructurales.
Más sobre usos del alambre recocido aquí.
Realidad: Depende de las condiciones de almacenaje.
Una varilla bien almacenada, elevada del suelo, protegida del agua y de la exposición directa al sol puede mantenerse en buen estado durante mucho tiempo. Sin embargo, si ha estado expuesta a la humedad o presenta signos de corrosión profunda, golpes o deformaciones, lo mejor es no reutilizarla. Un fallo en una sola varilla puede comprometer toda la estructura. Por eso, siempre revisa su estado antes de reutilizar.
Revisa nuestras recomendaciones de buenas prácticas de almacenaje para materiales de acero.
Realidad: Lo importante es usar la medida adecuada.
No se trata de que sea más gruesa, sino de que sea la correcta. Si colocas una varilla más gruesa de la que indica el diseño estructural, podrías generar problemas: mayor peso, mala distribución del concreto, errores en el armado, entre otros. Además, se incrementan los costos innecesariamente. Por eso, hay que usar la medida exacta que solicita el proyecto. Nada más y nada menos.
Realidad: Solo si se aplican correctamente los procesos.
El concreto sí tiene una función protectora para el acero, ya que su pH alcalino evita la oxidación. Sin embargo, si no se respeta el recubrimiento mínimo, si se presentan fisuras o si se cuela mal, la humedad puede entrar y comenzar la corrosión desde dentro. El concreto protege, pero solo si se aplican buenas prácticas en la obra.
Consulta esta guía técnica sobre recubrimientos del IMCYC.
Realidad: No todo el óxido es igual.
Volvemos a aclararlo porque se repite mucho. Una capa delgada y uniforme de óxido no representa peligro. Muchas veces la varilla toma ese color durante su transporte o almacenamiento y no implica que esté defectuosa. El problema comienza cuando hay zonas escamadas, rugosas, debilitadas o donde se pierde sección. Ahí sí, es señal de alerta.
Realidad: Existen múltiples medidas para diferentes aplicaciones.
En Aceros GCV ofrecemos varillas de 12 metros en presentación recta o dobladas. Estas son las medidas más comunes:
Cada medida tiene aplicaciones específicas dependiendo del tipo de carga, dimensión y diseño estructural.
Realidad: Puede generar corrosión acelerada.
Cuando la varilla tiene contacto directo con el suelo o el agua, comienza a oxidarse más rápidamente. Si no se va a utilizar de inmediato, lo ideal es almacenarla sobre tarimas o soportes elevados, cubrirla con lonas y colocarla en un área con buena ventilación. Esto prolonga su vida útil y mantiene su calidad estructural.
Realidad: Es económica, pero fundamental.
Puede que el precio por unidad no parezca alto, pero el uso de varilla representa una de las inversiones más importantes en cualquier obra. Y más allá del costo, es la columna vertebral de la estructura. Si algo falla en la varilla, todo lo demás queda en riesgo. Por eso se debe elegir bien, almacenarla correctamente y colocarla como lo indican los planos.
La obra no se improvisa. Y la varilla, mucho menos. Aunque muchas creencias se siguen repitiendo en el gremio, no todas están basadas en buenas prácticas. Dudar, preguntar y comprobar es parte de hacer las cosas bien.
En Aceros GCV te ayudamos a tomar decisiones con respaldo técnico y producto de calidad. Contamos con una gran variedad de varilla corrugada, medidas estándar, entrega garantizada y asesoría para elegir la mejor opción según tu proyecto.
Cotiza hoy con nosotros y dale a tu obra la base firme que necesita.
Cada producto que sale de nuestras instalaciones es testigo de un rigoroso proceso de control de calidad, asegurando que solo el mejor acero llegue a sus manos.
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